El terror de volver a empezar… un gordo que busca perder peso

Hace cinco años escribí por última vez en este blog, muchas cosas han cambiado desde entonces, entre ellas ganar más peso.

Soy un hombre ya de 37 años, y el peso me llegó al máximo: 150 kilos. Apenas mido 1.70 metros y cada día duele más dar un paso.

Pero dar un paso para perder peso debe ser más que una cuestión de apariencia, quizá una cuestión de subsistencia. He probado, quizá desde el día en qué nací, perder peso. Algunas veces lo logré, pero siempre me volvió a ganar la gula.

¿Se puede disfrazar la gula por ansiedad? Yo diría que sí. Ansiedad es una enfermedad muy distinta a ese deseo goloso de estar comiendo azúcar, grasa y gases. Y ese partido es el que más cuesta vencer.

Los últimos 12 meses quizás han sido los de mayor desenfreno alimenticio para mi. Harina y sodas sobresalen entre los vanos esfuerzos de mis familiares por cocinar sano y bien. Yo en cambio les pagué con ácido úrico elevado, colesterol, trigliceridos, prediábetes, dolor de todas las extremidades y venas de mi cuerpo, neuropatía y una arteria en el lado izquierdo del pecho que a días me da piquetazos y a días me hace cosquillas.

No duermo bien, y cuando lo hago el resto del vecindario no lo hace. Un camión no es nada cuando pone freno de motor para sonar. Los ronquidos (me cuentan) a veces se combinan entre gritos de pesadillas que aterran a cualquiera.

Aterran tanto como el terror que siento de volver a comenzar.

En este blog que he vuelto a reactivar (y a modificar su plantilla), iré contando el paso a paso de cómo perder peso. Aquí quedará evidenciado un triunfo o un fracaso.

Las 4 P
La regla de las cuatro p, nació de una broma y un deseo de comer mejor. 

En mi primer día me puse una regla. Se llama la regla de las 4P’s que literalmente significa «Prohibido pedir postres perros». Luego de eso, el mensaje es claro, lo que busca es aprender a comer y que los compañeros de mi trabajo que están luchando con lo mismo –aunque en menor escala– pues nos ayudemos juntos a encontrar ese objetivo.

Ya probé solo y perdí peso regularmente. Acompañado quiero creer que es más llevadero.

No les miento. Sentarse y pararse es una misión titánica cada día para mis rodillas y tobillos. Respirar se ha vuelto tan difícil que ya no puedo diferenciar entre los esfuerzos provocados del cuerpo y las reacciones ordinarias de existir.

Señores, aquí vamos una vez más. Quien se quiera unir, bienvenido sea.

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