Por Gerson Gómez
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Kaohsiung, Taiwán. Ya no es una tradición exclusiva de la cultura china, ahora es del mundo. Taiwán ha internacionalizado el festival del bote dragón. Una celebración en honor (según la leyenda) al poeta Qu Yuan, un anciano que se ahogó tras saltar al río desde un barco, debido a que no podía ver a su país destruido por líderes mediocres (otros dicen que lo querían asesinar); se celebra el quinto día del quinto mes en el calendario lunar chino.
La gente que quería mucho al poeta salió en busca de su cuerpo en botes con cabeza de dragón y lanzaban al río “zongzi” (una pirámide de arroz glutinoso relleno con distintos dulces y envuelto con hojas de bambú), para evitar que los peces comieran su cuerpo. Y así por más de dos milenios, la tradición del bote dragón ha perdurado hasta terminar hoy en día en una competencia que en Taiwán tomó tintes internacionales con la participación de varios países del mundo.

En Taipéi, por un premio de 80,000 dólares, equipos de Israel, Japón, Malasia y Australia participaron en esta carrera de regatas donde se exponen las virtudes del dragón: honestidad, sabiduría, conocimiento y la fuerza. Esta actividad se celebra en China, Taiwán y Japón, en todos aquellos poblados donde hay un río. En la sureña ciudad taiwanesa de Kaohsiung, por ejemplo, sobre las aguas del canal río Amor; se pudo observar al escolta de los Houston Rockets, James Harden, siendo partícipe de esta fiesta.
CON TIEMPO
Para los taiwaneses en particular, esta carrera de regatas además de cultura es cuestión de orgullo. Se han organizado en equipos que se entrenan seis meses antes para el gran día, que comienza con las clasificaciones y finaliza por la noche con las finales para encontrar al gran ganador. Es tan popular esta carrera, que además ya es parte de los Juegos Olímpicos Asiáticos, donde genera mucha expectativa y fervor.