Newcastle. Por eso de las dudas y las supersticiones. Que se jugó en la casa de Urracas (apodo del Newcastle) y que eso es “ave de mal agüero). Por eso de cuentos tardíos, conquistas y cenicientas. Por eso de que la matemática es perfecta y que cada excepción acompaña a una regla.
Por eso de que un país puede llegar a disfrutar en sus momentos más amargos y conflictivos. Por ese héroe vestido de ángel sin alas, pero con guantes. Por esa alegría infinita que nos catapultó a la gloria.
Que alguien me pellizque ahora en esta línea, porque creo que estoy escribiendo la página más gloriosa del fútbol nacional en su historia. Honduras eliminó a España (el campeón europeo sub 21 y favorito para colgarse el oro en estos Juegos Olímpicos) del torneo de fútbol de Londres.
Y aunque tenemos que aceptar que fuimos menos en el fútbol, tenemos que establecer que fuimos más en entrega, coraje y corazón. Cierto es que el árbitro central venezolano Juan Soto, no sancionó dos faltas penales, pero sencillamente ese gol del Avestruz Jerry Bengtson Bodden ha escrito un nuevo ¡Hondurazo! Treinta años después después de ese 16 de junio de 1982 en el Mundial de España.
Jugaron los postes, pero para ambos lados. Cierto que tres fueron remates españoles (dos de Adrián y uno de Muniain), pero también uno de Roger Espinoza a centro preciso, hermoso y perfecto de Mario Martínez al minuto 46.
Y así como pasaron remates de Juan Manuel Mata por los costados de José Mendoza, también pasaron ráfagas de vientos caribeños, en menor escala, pero han pasado.
Lo que vimos desde nuestro lado es una Honduras muy aplicada, con dos líneas de cuatro imborrables, con un Roger Espinoza (que hasta alcanzó a ser el tema del momento en las redes sociales a nivel mundial) que los españoles terminaron llamando “Batman” y nosotros Capitán Coraje. Con un Jerry Bengtson marcando goles tempraneros y poniéndose colíder de goleo del torneo (tres goles) junto al senegalés Moussa Konate a falta de mucho aún por recorrer en este torneo.
Las sensaciones que nos han dejado estos muchachos son claras desde el primer partido que jugaron juntos en 2011, hasta una hipotética clasificación a segunda ronda el próximo miércoles ante Japón, con la que solo hay que empatar para avanzar, sin importar lo que pase en el juego de España ante Marruecos.
En caso de clasificar a segunda ronda, nos espera otro gigante, es casi seguro un cruce ante Brasil y su hambre de oro, ese que nunca ganó. Sí, otro de esos partidos propicios para seguir montados en esa nube en la que por mucho seguiremos viviendo.