Quizá del mundo aunque los colegas que conozco de otras latitudes de la tierra, se abanderan en orgullo del respeto al que se les considera. En Honduras ser periodista aparte de ser una aventura es un reto de vida. Es la estulticia marcada y desenfrenada. Es ser valiente, es ir a la guerra sin armas… es ponerte una camisa que quizá no te quede (a la mayoría le queda grande) y nunca podás llenar. Pero allí estás.
Ser periodista es algo que se trae en la sangre pero que se perfecciona en la academia, no es algo de salir a tomar micrófono cual pistola sin bala, a asaltar, despotricar y delinquir en nombre de la libertad.
Felicidades en Honduras al periodista de televisión… ese que se quita o pone máscaras para mostrar dramas, tragedias, risas, reacciones o temas de actualidad. Ese que hace dos notas y se va a casa a planificar (bueno la mayoría a descansar) una nueva historia para seguir vivo en un mercado tan voraz.
Felicidades en Honduras al periodista de radio… ese que nos hace la vente volar. Al que solo identificamos por su voz, el que nos da la actualidad del suceso, del hecho. De esa preciosidad que se llama soñar.
Felicidades en Honduras al periodista de prensa escrita (papel o digital), ese que todos los días debe pensar en algo nuevo qué ofrecer, ese que se planifica en agenda. Que entrevista cuál si radio o TV para plasmarlo luego en un papel que no lo borrara ni cuál hoja de machete afilado, si su pluma dice la verdad. El más injusto de los rubros es la prensa. Nadie te conoce, nadie te identifica, nadie dice al menos gracias. Cerca de dos maestrías y ni aún tu jefe reconocerá para lo que estudiantes ser. «Eso es injusticia»… dirían en el Altar Q.
Felicidades al periodista honesto, al responsable, al que solo come con el esfuerzo de su puño… ¡Salud!
Pd. Y del periodismo deportivo… mejor ni hablemos. No existimos para nuestros colegas de prensa general. ¡Salud por eso también!